domingo, 30 de mayo de 2010

Paradojas

He llegado a un punto en donde todo es ilógicamente coherente, donde todo lo que tiene valor realmente carece de sentido, donde las palabras se unen para confabular en mi contra. La retórica comienza su baile para mofarse de mí en mi cara. Los pensamientos están creando una maravillosa obra de arte en donde yo soy la fuente de inspiración. Me invitan a participar, pero, a su vez, todos me gritan que los ignore y que rechace su invitación. Los sentimientos suben a un escenario imaginario para comenzar su concierto y, desesperados al no tener vocalista, me llaman para que comience a cantar, sin embargo, mi voz está débil y no da nota alguna, los tonos se han marchado y se alejan cada vez más de mí.
El silencio de mi voz empieza a resonar en mi cabeza y sutilmente me grita: ¡PA-TE-TI-CA! Comienzo una carrera desesperada, impulsiva, hasta algo temerosa. Necesito escapar de aquel lugar y, rápidamente, llego a un nuevo sitio, pero este tampoco me agrada. Estoy completamente desorientada. Me encuentro perdida e incluso más que antes. El sonido del entorno llora carcajadas, la gente me mira extraño. Me invade. Me vuelve vulnerable. Sin embargo, estoy sólo en compañía de la soledad. Ella me danza, me canta, me rodea en círculos para transportarme a otro lugar. Me abraza. Me habla en metáforas. Me inhibe. Me hace llorar. Siento su fría caricia, aunque es el calor de su roce quien viene a buscarme y a colmarme con una personalidad tan sumisa.
El silencio ha vuelto, pero no lo quiero cerca. Sentirlo me pone mal, me perturba, me hace perder el control. Él insiste en hablar conmigo y, a lo lejos, se pone a gritar: ¡Estabas en aquel lugar! ¡Estabas con tus amigos! Confundida, me escondo de mí misma sin saber por qué. Voy en mi búsqueda, pero no logro encontrarme. Me embarga la pena y vuelvo a llorar. Una y mil veces recurro a la misma pregunta: ¿A dónde vas? Estoy tan lejos que no escucho a mi pregunta... Sigo avanzando. Me diviso a lo lejos, no obstante, comienzo a jugar conmigo misma. Algo me parece divertido, pero es eso mismo lo que me hace enojar. Con rabia me alejo y aparezco en otro lugar. ¿Dónde estoy? ¿Qué fue de mi? -De nuevo estás conmigo- contesta la soledad. El silencio ha ido tras de ti, quiere encontrarte y devolverte a ti misma. Confía en nosotros y no huyas más.

martes, 18 de mayo de 2010

Me cansé.

Dándome un momento para poder reflexionar, mis dedos comienzan a presionar teclas con la intención de plasmar algunas palabras en este sitio; palabras que están llenas de sentimientos y que, de cierto modo, intentarán expresar cómo actualmente me siento.
Intento escribir sin explotar de tantas emociones, pero de mis ojos solo caen las lágrimas que he contenido durante tanto tiempo, esas que he ocultado detrás de muchas sonrisas y que han pasado desapercibidas por las ganas que tenía de vivir, pero que hoy ya no están.
Estoy harta de todo lo que sucede a mi alrededor. Estoy cansada de recorrer un camino que ni siquiera sé a dónde me lleva. Mis metas se han alejado y mis sueños se han vuelto cada vez más inalcanzables. Todo lo que un día quise ya se fue y aquello que me quedaba por una u otra razón tuve que decirle adiós. La soledad me embarga y unas ganas enormes de comprar un boleto al fin del mundo se tornan cada vez más fuertes. No sé que hacer, simplemente no sé qué hacer. 
Quisiera salir corriendo y perderme entre infinitos pasos. No doy más. ¡Cómo no comprenden que ya no aguanto más! No tengo fuerzas y, sinceramente, no sé de dónde sacarlas. Mi alma está cansada de gritar en silencio, el tiempo solo la ha desgastado hasta llegar a un punto de ni siquiera poder cantar por este nudo en la garganta que tanto aprieta. 
A veces creo que si cierro fuertemente mis ojos, al abrirlos estaré en un mundo muy diferente; un mundo lleno de felicidad y tranquilidad donde no haya amor mal visto ni personas llenas de veneno para lanzar, sin embargo, cuando lo intento, cuando cierro mis ojos, despierto luego en un mundo de mierda, un mundo tan jodido que no hay forma de transformarlo; un mundo lleno de personas prejuiciosas y dispuestas a destruir(te).
Me siento sola. ESTOY SOLA. Solo tengo a mi alrededor una ganas enorme de decir adiós a todo, unas ganas inmensurables de cerrar mis ojos y no desperar más. Insisto, ya estoy harta de fingir sonrisas, de tragarme toda la mierda que me arrojan y de ni siquiera poder protestar. Me cansé de entregar alegría al mundo y sólo recibir humillaciones de vuelta. Me cansé... Simplemente me cansé de todo esto.