jueves, 8 de marzo de 2012

Ella

Ahí estaba ella, sentada en el rincón de su habitación. Llorando. Era un sollozo crónico, de esos que ni respirar te dejan. Miraba el techo, el suelo, las paredes... Miraba todo lo que pudiera posarse ante sus ojos empapados de dolor y frustración. Pensaba. Pensaba y recordaba a cada instante el motivo de su sentir: ella, ese pronombre personal que era más que personal, sino que propio. Ella, esa mujer que le había robado la vida y se la había llevado lejos por culpa de dos padres irracionales que habían hecho desaparecer tal mirada dulce e ingenua en la cual se perdía al cabo de unos segundos. Ella, quien le había enseñado el significado del vocablo amor con teorías y prácticas, con paciencia... y más amor.

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